Nino Bravo: «Un día la música no tendrá patria»
Por la calle hay anuncios de Nino Bravo. En los periódicos hay pequeños recuadros, donde está escrito: «Nino Bravo». La gente empieza a hablarme de «un tal Nino Bravo», asociándole a otro nombre que me interesa: Manuel Alejandro. Aseguran que es la próxima «bomba» discográfica…
Y a mí, teniendo siempre «in mente» a Raphael, me ha entrado una curiosidad casi morbosa por la persona en cuestión, y le he llamado, nos hemos visto y charlamos durante una hora, encerrados en «la pagoda de Íñigo».
La mesa, delante, llena de discos, papeles y papelotes. En el tocadiscos, una música que no atendíamos. Y Nino Bravo, la incógnita, a mi izquierda, en un sillón. «Alto y fuerte», como en la canción; moreno, valenciano y sencillo. Con muchas cosas que decir; pero cosas que se le quedan en la lengua, porque aún no está «calculado» para esto de las entrevistas. Y estoy segura de que a él le gusta hablar cuando tiene un amigo cerca y nadie le ha dicho: «Quiero saber qué es Nino Bravo». Porque tampoco él lo sabe, y le asusta averiguarlo delante de un desconocido.
De todas formas, sabe defenderse:
-Estoy convencido de no parecerme a Raphael. Ni actuando, ni en la voz, ni en nada. ¿Las canciones? Bueno, tienen el corte de Manuel Alejandro, claro. Como a la gente le dé por empezar a compararnos, me voy a llevar un disgusto grandísimo.
-Pero, entonces, es un error grabar precisamente música de Manuel Alejandro.
-Cuando me contrató la casa de discos, llamaron a varios compositores para elegir temas. Los mejores los presentó él… Pero esto no quiere decir que también los próximos deban ser necesariamente suyos.
-Siempre temas sentimentales, melódicos; es lo que me va.
-¿Música española o música extranjera? ¿O versiones de éxitos? ¿O simplemente música?
-Cada país debe hacer su música y cantar sus penas y sus alegrías. Pero nos estamos civilizando, y cada vez somos todos más iguales. Llegará un día en que pensaremos igual, y la música carecerá de patria. Y no habrá ingleses o americanos, y ni siquiera marcianos… Hombres, sólo hombres.
«ME IRÍA LEJOS»…
Nino ha vivido en Valencia y en el mar, por motivos «militares». Ahora Nino querría vivir en otros sitios.
-Sé que mi primer viaje importante estará forzado por algún contrato. Pero, si pudiera elegir, me iría a una civilización distinta, a una religión distinta y a comer cosas diferentes. Ir a Francia, a estas alturas, es como quedarse aquí. Vivir, vivir… tendré que vivir en Madrid, y empezar a hacer amigos.
-¿Dónde están los que tienes?
-En Valencia; de cuando era pequeño y de cuando nos hemos hecho mayores. Pero necesito otros aquí. Para vivir. Yo no sé ir solo por el mundo. Soy optimista, y me gusta compartir la alegría de estar y tener algo que hacer.
-¿Y la tristeza, el abandono, las «faenas», los ratos malos?
-Sólo me asusta subir a un avión. Lo demás…, las personas estamos hechos de virtudes y defectos. No puedo pararme en lo negativo. Sería capaz de pegarme un tiro.
No, no se lo pega. Está pensando en una canción que se llama «No debo pensar en ti». Piensa en ella porque la ha elegido seguro de que gustará a «los más jóvenes», de que la bailarán. De que sabrán cantarla, y así sabrán también de qué se trata eso de «Nino Bravo».