Entrevista por Darío Ledesma de Castro
Julián Ruiz es uno de los productores musicales más reconocidos del pop español, gracias a sus colaboraciones con artistas tan importantes como Tino Casal, Orquesta Mondragón, Alaska y los Pegamoides o Cómplices. Él fue, además, el principal artífice de «La Voz de Nino Bravo«, el primer LP que rescató la voz del artista valenciano y la actualizó con nuevos arreglos, para el que llevó a cabo un meritorio proceso de estudio y adaptación musical con herramientas de los años 80. Creador del programa «Plásticos y Decibelios«, durante su larga trayectoria ha recopilado en su colección personal más de medio millón de vinilos, de los que actualmente expone una selección de 867 en el Centro Conde Duque de Madrid bajo el nombre de ‘Los Vinilos de Plásticos y Decibelios. La colección de Julián Ruiz‘. Aprovechando la inauguración de su exposición, hablamos con él para conocer más sobre los entresijos del disco de Nino Bravo que produjo, así como su relación con Tino Casal.
Julián, ¿cómo empezaste a trabajar en el mundo de la música?
Empecé cuando tenía 18 años empecé a colaborar en Radio Centro, y luego en el programa La Tabla Redonda del Disco con «Mariskal» Romero y Pepe Domingo Castaño, pero ya en aquel entonces me gustaba mucho producir. Yo trabajaba a menudo con Fonogram, y de hecho me dieron la oportunidad de realizar mi primera producción en 1977, la primera de las 140 que he hecho hasta el momento: el LP «Banana» de Salvador. Ese año me convertí en productor del sello Polydor, propietario de las grabaciones de Nino Bravo. En 1978 se había lanzado un álbum de The Doors en el que incorporaban nueva música a la voz de Jim Morrison, así que se me ocurrió hacer lo mismo con Nino. Habían pasado siete años desde su último álbum, y en aquella época la música y los arreglos evolucionaban mucho en poco tiempo. Quería hacer algo diferente actualizando su música. Así fue como surgió la idea del LP «La Voz de Nino Bravo«; poco después me reuní con Luis Cobos y creamos juntos los arreglos.
¿Conociste personalmente a Nino Bravo?
Sí. Nino y yo nos conocíamos al coincidir en su discográfica y teníamos cierta relación. Yo le llamaba Luis, aunque a él no le hacía mucha gracia, se cabreaba un poco. Era muy buena persona. Tenía un oído sensacional, con una voz de tenor con la que seguro llegaba a cuatro octavas. El funesto 16 de abril de 1973 yo le estaba esperando en Fonogram para hacerle una entrevista promocional que se iba a publicar en varias revistas. Creo que se marchaba de viaje a una gira y estaban preparando material de difusión. Yo estaba allí cuando llegó la llamada del Dúo Humo, diciendo que Nino había muerto… ¡Han pasado casi cincuenta años! Siempre que paso por Villarrubio me acuerdo de Nino.
Caja especial de coleccionista publicada en 1980 que contiene 5 singles del LP producido por Julián. Cada disco reproduce tanto la versión original como la actualizada.
Edición venezolana del LP «La voz de Nino Bravo«, con cambio de título y portada. Como bonus track se incluía una canción homenaje de Danny Daniel.
Como comentabas, en 1980 te convertiste en el productor de su primer LP póstumo, «La voz de Nino Bravo«, con nuevos arreglos. ¿Cómo se llevó a cabo el proceso de producción?
Lo primero que hicimos fue establecer la tonalidad en la que cantaba Nino, porque de otra forma hubiera sido imposible hacer casar los arreglos con su voz. A veces nos encontrábamos con desfases de tiempo: la batería no iba bien con la voz… No te lo puedes ni imaginar. Pero bueno, se hizo. Una de las cosas que más me sorprendió fue la compresión tan absurda que tenía la voz de Nino Bravo, no se le oía bien. Limitaba muchísimo los graves y los agudos. Yo estoy muy satisfecho de lo que hice con Luis Cobos, aparte de que los arreglos son mucho más modernos: utilizamos sintetizadores y baterías electrónicas, algo muy atrevido para principios de los 80. Hicimos todo nuevo, tanto la base como los arreglos, por lo que después había que encajarlo con su voz grabada. La voz de Nino se escucha fenomenal en ese disco. Llegamos a grabar maxis, versiones largas, que no se publicaron. Hicimos la presentación del LP en Valencia y Amparo, su mujer, me agradeció mucho el trabajo realizado.
Para producir ese disco tuviste, por tanto, acceso a los másters originales de los discos de Nino Bravo…
Exacto, a todas las cintas multipista originales, aunque estaban en regular estado de conservación. Hicimos copias para mejorarlas, y después la propia discográfica perdió las cintas originales que les devolvimos. Cuando Juan Carlos Calderón produjo el famoso disco de duetos en 1995, Polygram me pidió a mí las copias que habíamos hecho de los másters originales. ¡Pero eran copias! Eso te habla de cómo es en ocasiones la organizacion interna de las compañías de discos…
¿Recuerdas si en las cintas multipista originales había ensayos o tomas alternativas de las canciones de Nino?
Tomas alternativas sí, aunque no muchas. Siempre querían ahorrar cinta porque eran muy caras. Iban al grano. Pero no lo sé, a lo mejor había temas inéditos… Yo los estuve buscando y no encontré ninguno. En el disco metí «Quién eres tú» porque me lo pidieron, me dijeron que era una canción inédita, aunque al final resulta que ya se había publicado.
¿Guardaste alguna copia de esas cintas, aún después de haberlas cedido a Juan Carlos Calderón?
Creo que se les dio a la compañía para hacer el disco de duetos, se las quedaron ellos. Supongo que lo tendrán… Las copias que yo tengo de «La voz de Nino Bravo» son en estéreo, en cinta abierta de media pulgada. Yo no me llevaba nada del estudio, porque aquello no era propiedad mía. ¿Cómo las voy a robar? Solo las copié para poder hacer el disco con Luis. Se han perdido cosas muy valiosas en las discográficas. Yo quería hacer algo nuevo con Azul y Negro y también se han perdido los multipistas, al igual que los de los dos LPs que grabé con La Orquesta Mondragón, «Muñeca Hinchable» y «Bon Voyage«, y eso fue en EMI. Lamentablemente ya no existen.
El LP «La voz de Nino Bravo» tuvo varias ediciones internacionales. Aquí podemos ver la edición alemana, bajo el nombre «El nuevo sonido de Nino Bravo«.
A principios de los 90, el LP producido por Julián Ruiz se publicó por primera vez en CD con el título genérico de «Lo mejor de Nino Bravo«.
Mientras producías «La voz de Nino Bravo» ya trabajabas codo a codo con Tino Casal…
Sí, Tino estaba conmigo en el estudio mientras grabábamos y oyó el disco, por supuesto. A Tino le gustaba mucho la voz de Nino Bravo, pensaba que era un cantante enorme. Entendía por qué yo quería producir ese disco para «resucitar» a Nino Bravo de alguna manera. A mí siempre me han gustado los grandes cantantes, porque mi padre me ponía Frank Sinatra desde que yo tenía 5 años.
¿Es cierto que Fonogram quiso lanzar a Tino Casal como un «segundo Nino Bravo»?
Así es. En aquel entonces Philips era una empresa muy fuerte porque vendía muchas bombillas. Fonogram era su filial española de música y el presidente era Mariano de Zúñiga, que ejercía su cargo de forma muy ejecutiva y no solía meterse en temas creativos. La parte artística solía recaer en Alfredo Garrido, quien a finales de los 70 llevaba las riendas de las grabaciones de Tino Casal. A Tino lo trataban como si fuera un cantante de Festival de Benidorm y él, al escuchar lo que yo había hecho con Salvador, Alaska y los Pegamoides y la Orquesta Mondragón, me pidió que lo sacara de allí para hacer algo más de su estilo. Eso hice, lo metí en la EMI y empezó a grabar su LP «Neocasal«.
¿Crees que a Nino Bravo se le ha reconocido lo suficiente?
Creo que no. En otro país, cuando se mueren los grandes cantantes, se convierten en grandes mitos, pero en España no se les cuida mucho. Tenemos como ejemplo a Nino Bravo y Tino Casal. Hace poco sacaron un disco con la voz de Tino y arreglos sinfónicos que, si los oyera él, se habría horrorizado. ¿Cómo vas a mejorar «Eloise«, habiendo grabado la original en el Estudio 1 de Abbey Road con la Royal Philharmonic Orchestra y los arreglos de Andrew Powell? Es imposible… Ese disco me costó un mes hacerlo: una semana de mezclas, otra semana cantando Tino… Fue algo muy caro de producir, ahora no se podría hacer. Aunque todavía hay música buena, siempre la habrá.
Single de Tino Casal lanzado por Fonogram en 1977, con una imagen y estilo muy distintos a los que posteriormente desarrollaría en EMI.
La última reedición en CD del LP «La voz de Nino Bravo» fue lanzada en 1995, modificando tanto el título como la portada del álbum.
¿Cuál crees que podría haber sido la evolución de Nino Bravo de seguir entre nosotros?
No lo sé, porque en aquellos tiempos Fonogram era una compañía muy conservadora. Tenían una percepción de la música algo «chapada a la antigua», muy distinta a la que teníamos Tino Casal y yo. Nino también era muy tradicional en su forma de entender la música. No sé si hubiera evolucionado bien, pero sí es cierto que una buena canción en la voz de Nino Bravo siempre hubiera triunfado, aunque tuviera un mal arreglo. Tenía una afinación perfecta, nunca desafinaba, era una cosa increíble.
Julián, ¿qué más te gustaría comentar a los fans de Nino Bravo?
Que siempre lo he querido mucho y siempre lo tendré en el recuerdo. Hice un disco suyo sin que él estuviera presente y nunca sabré si le habría gustado el resultado, pero quiero pensar que sí.
Y como broche de oro para esta entrevista, nada mejor que recordar las palabras que Julián le dedicó a Nino en 1980, publicadas originalmente en la contraportada del LP «La voz de Nino Bravo«:
Claro, la primera pregunta es más que obligada: ¿Por qué a estas alturas Nino Bravo? Pero la respuesta es también obligatoria: porque Nino Bravo es un mito, un héroe, uno de los mayores ‘crooners’ en la música popular española porque murió demasiado pronto, porque era la «voz». Cerca o lejos del gusto de cada uno, Nino Bravo es un personaje fundamental.
Se puede preguntar también sobre el aspecto necrofílico de volver a utilizar las viejas cintas que grabó antes de morir. Pero para esto también hay una respuesta: ahora, ahora mismo, no hay una sola voz como la de Nino Bravo en el panorama de la música pop española. Es muy simple.
¿Qué es lo que se ha hecho? Sencillamente, tomar su voz y grabar con los arreglos, el sistema técnico actual y los métodos que están hoy a nuestro alcance. Como si estuviera vivo. Creo que hemos hecho lo que Nino Bravo hubiera hecho ahora. Ni más ni menos. Y parece que eso no es jugar precisamente con el aspecto morboso de la cuestión.
Sí, hemos trabajado como chinos. Era una labor de volverse locos. Sincronizar la voz con los arreglos de hoy, los tiempos rítmicos de la actualidad e incluso adaptarla a lo que pretendíamos, nos ha llevado cientos de horas y preparación. Pero, al final, nos sentimos contentos. El objetivo era probar que con la sensacional voz de siempre, se podía grabar música de hoy. Ahora tienen que juzgar ustedes. Pero lo fundamental está más que demostrado: Nino Bravo fue una voz de ayer. Es una voz de hoy. Y será una voz de mañana.